Tinta negra
Ensimismamiento
Por: María Alejandra Gómez
Editora
En el español hay cuatro tipos de porqués y para aprender a diferenciarlos es importante acudir al manual de la Real Academia Española. Pese a que muchos no pueden distinguir el uso de cada uno de ellos en la escritura, otros dicen que lo hacen en la oralidad, por eso no todos consultan en el manual y terminan cometiendo errores de escritura. Pero la presente editorial no pretende ni enjuiciar a aquellos que no consultan y tampoco invitar a nadie a que lo haga, cada cual está en su libertad y puede cuestionarse sobre el tema de los porqués o simplemente no.
La pregunta entonces sería, “¿por qué el porqué?”, lo que podría convertirse en un completo dolor de cabeza que probablemente terminaría en migraña.
De igual manera sucede con los niños que se encuentran en la edad de los porqués y que terminan fastidiando a aquel adulto impaciente que no tiene la avidez de entablar una conversación, antes de brindar solo respuestas. Sin embargo, mientras unos castigan a los niños, otros increpan a los periodistas que se cuestionan, como si el hecho de informar no fuera considerado un derecho más de la libertad, un hecho innato a los seres humanos que desde su primer despertar se preguntaron sobre la razón de las cosas y se las achantaron todas a Dios o a los dioses.
Pero más allá de los cuestionamientos que dan respuesta a hechos o a la presencia determinados elementos de la vida cotidiana, la gran pregunta, muchas veces, deviene del ser en sí mismo y es allí, después de haber dado miles y miles de respuestas que el ser se retrae como un caracol asustado y empieza a pretender descubrir el camino del yo.
A partir de ahí es que llegamos a las historias de este quinto número de Tinta Negra, en donde cada una de las fuentes entrevistadas y sus mismos periodistas busca su yo, voluntaria e involuntariamente, desde diversas situaciones y experiencias.
Abrimos nuestra revista con una portada de Cristian David Martínez, un joven de 22 años que hoy, ensimismado en la casa de sus abuelos, sigue encerrado en su cuerpo, en estado vegetativo, tras haber sido lazado por el ducto de un asesor el pasado 15 de julio del 2012.
Narramos también, en las palabras de nuestro cronista Sergio Forero, una noche de piques en Tocancipá, a través de un texto cargado de adrenalina en donde el reportero logra encontrar en sí mismo un piloto de carreras en potencia.
Viajamos a Tailandia para dar cuenta de una aventura en un país de contrastes que obliga al viajero a enfrentarse a una odisea que termina por invitarlo a descubrirse. Pero las aventuras no quedan atrás, una entrevista a Daniel Tirado, un viajero de profesión y bloguero, cuestiona nuestro papel en la sociedad y nos da el impulso requerido para perseguir el añorado sueño de recorrer el mundo.
Además, finalizamos nuestra revista con dos historias de vida. Por un lado, una crónica sobre Luis Fernando Vanegas, un joven que a punta de desinfectante y necesidad, se ha enfrentado a los temidos baños portátiles para limpiarlos, realizando el trabajo que pocos quisieran hacer y demostrando que después de eso, él tiene todas las agallas para encarar cualquier otra labor.
Por otro lado, culminamos nuestra revista con una entrevista a Patricia del Valle, una cantante de música popular que afirma que en sus treinta años de carrera musical y de la mano de Dios, ha logrado salir adelante y que el hecho de haber estado cerca a la muerte le ha permitido descubrirse a sí misma con más facilidad.
Ojalá la muerte no sea lo que nos acerque a sentir la necesidad de hallarnos a nosotros mismos de forma involuntaria, ojalá descubramos aquello que somos desde ahora y que esta revista que usted en este momento tiene al frente, lo cuestione, lo invite, le funcione replantearse a sí mismo y no le deje ser ese sujeto inicial que la tomó en sus manos sin leernos, porque bien es cierto que después de cada lectura no somos los mismos.