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Por: Nickol Andrea Ramos Rivillas

 

Para muchos, Estados Unidos es el mejor país del mundo ya que posee un gran nivel económico, las universidades más prestigiosas, la mejor infraestructura, es el lugar donde muchos sueños pueden hacerse realidad o convertirse en una gran pesadilla a causa de la venta indiscriminada de armas.

Al elegir a los Estados Unidos como lugar para vivir se debe tener en cuenta que los más de 330.000.000 de habitantes se rigen por la enmienda número dos de la Constitución, la cual proclama que cualquier estadounidense puede poseer un arma para su protección. Para ello los únicos requisitos son tener más de 18 años y llenar un sencillo formulario.

Es por esta enorme falla en el sistema que se han conocido tantas masacres como la de la  Universidad de Austin en Texas, donde murieron 16 personas; la de un restaurante en San Diego (California), que dejó un saldo de 22 personas asesinadas; la ocurrida en una oficina postal de Edmond en Oklahoma, donde fallecieron 14 personas; la cometida en una escuela primaria de Newtown en Connecticut donde 26 niñas murieron, o la de un centro de ayuda para discapacitados en San Bernardino (California), lugar en el que perdieron la vida 14 civiles.

Para evitar más tragedias, el ex presidente Barack Obama había impuesto una ley para evitar que las personas con trastornos psicológicos compraran armas, pues se había comprobado que los asesinos no estaban bien de la cabeza; esta magnífica ley está siendo estudiada por Donald Trump para ser eliminada porque según él las armas son necesarias para que los norteamericanos se defiendan de los inmigrantes.

Si esta ley se excluye de las normas estadounidenses, es posible que se escriban en la historia de este país más masacres y hay que tener en cuenta que está comprobado que diariamente se comete un asesinato en el país a manos de una persona que tenía un arma en su bolsillo como si fueran una gafas de sol o un lapicero.

Pero estos casos no son reales en la cabeza de Trump, ya que él piensa que los inmigrantes son los asesinos de su país y que expulsándolos no será necesario que los “gringos” compren más armas. Sin embargo, en las masacres anteriores, los perpetuadores eran estadounidenses que atacaron a sus compatriotas por simple odio, lo que deja claro que la solución que propone el magnate está fuera de lugar. Sería mejor acabar con las ferias de venta de armas como la de Washington, en donde no se solicitan papeles para adquirir el arma, porque para convertirse en un peligro más para la comunidad solo es necesario tener dinero, pero esto no lo ve Trump porque para él  “Volver a América grande de nuevo” implica también empuñar los “fierros”.

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Armemos un americano más

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