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La película de Damien Chazelle protagonizada por Ryan Gosling y Emma Stone, hoy en día es una rareza, se podría decir que es única en su tipo. Es una joya imperdible del cine contemporáneo debido a su género y a su capacidad de ser verosímil aún cuando se cantan repentinamente las emociones, sin llegar a convertirse en algo pomposo y exagerado.

La trama de esta película es la difícil elección entre los sueños y el amor. Los personajes principales tendrán que afrontar habituales problemas para conseguir el éxito. Por un lado Mia, una aspirante a actriz de Hollywood, se enfrenta a la impotencia de no ser llamada tras presentar infinidad de castings, y por el otro lado Sebastian intenta revivir el jazz en bares de los suburbios sin tener mucha suerte. Así que los dos personajes que se encuentran por azar terminan por enamorarse, pero el ajetreo de la ciudad, su particular estilo de vida, y las dificultades, terminan por ponerlos a cuestionar sus deseos, lo que en verdad quieren para sus vidas.

Esta es una película que busca reivindicar los años dorados del cine estadounidense, los musicales de Broadway, y por supuesto la ciudad de las estrellas, Hollywood, reviviendo un género olvidado y rezagado en los años 60.

La película tiene unas escenas con una sincronía excelente, un trabajo de diseño espectacular que oscila entre lo actual y la moda de los años 20, que podríamos llamar vintage. Todas las escenas tienen una gran viveza y riqueza, lo que la hace en todo momento un placer para los ojos.

Emma Stone y Gosling, que siempre han sido laureados por los críticos y la academia por su gran trabajo actoral,  en esta película no se quedan atrás. Los personajes que encarnan son personas que se equivocan, que sufren, que no se terminan de comprender a sí mismos, son personajes con los que nos podemos identificar, son reales. No obstante me hubiera gustado ver a otras actrices interpretando a Mia, mujeres con mejor capacidad lírica, puesto que este género fue catapultado por grandiosas voces como la de Barbra Streisand. En mi opinión habría sido grandioso ver a Lea Michelle a Idina Menzel e incluso a Kristin Chenoweth en la pantalla.

Esta es una película que todo el mundo interesado en el cine debe ir a ver, los Premios Oscar y los Globos de Oro lo han confirmado. Es sin duda un clásico del cine del siglo XXI que esperamos que venga a impulsar nuevamente este género que ha sido olvidado.Sin duda, La La Land no necesita ser la Película del año, porque es de esos filmes que siempre serán recordados por el espectador, que no pasan de moda, que son  la representación en pantalla de la ciudad de la estrellas y por ende tiene brillo propio.

La la land: el amor o los sueños

Por: Cristian Galicia

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