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Pobre libro en el olvido

Por: Norma Elizabeth Pinzón Ávila

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La constante lucha de los profesores para que sus alumnos adquieran el gusto de leer es de admirar, no solo porque es su trabajo dejar textos académicos que aporten al desarrollo de las clases, sino porque inculcar el hábito de la lectura es fundamental para acceder al conocimiento. Entender el entorno en que se vive, desarrollar la creatividad, mejorar los niveles de aprendizaje y construir personas críticas que ayuden a la formación de la sociedad son grandes retos. Acá expongo las razones por las cuales los colombianos no leen.

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El sistema educativo del país es paupérrimo, pero cuando se trata de libros es generoso. El Ministerio de Educación cuenta con un 29% del presupuesto general de la Nación, es decir con $33,5 billones de pesos. En los últimos cuatro años, según cifras del Ministerio de Cultura, se adquirieron 10’201.486 libros. Además, en Colombia se construyen casi cuatro bibliotecas públicas por mes que se suman a las cerca de 1.444 bibliotecas públicas que son sostenidas total o parcialmente por el Estado, lo que equivale 1 biblioteca por cada 34.259 habitantes. Pero ¿cuántas personas en promedio visitan diariamente una biblioteca? Según BiblioRed, Red Distrital de Bibliotecas Públicas, solo asisten de 3.200 a 4.000 personas en Bogotá.  Es decir, no aprovechamos los libros que nos ofrece el Estado.

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Por otro lado, según la encuesta cultural hecha por el Dane en 2016 se encontró que la población no leyó libros en el último año a causa de dos principales razones: la falta de gusto (52,4%) y de tiempo (40,9%).  Además, se probó que es falsa la creencia de que la gente no lea porque no tiene dinero para comprar libros, ya que el 55 % de los no lectores, no recurren a este hábito porque no les interesa. Obviamente no se va a invertir tiempo ni dinero en lo que no nos gusta ni interesa, así que, nuevamente los libros son excluidos.

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Lo anterior, nos lleva a preguntarnos por qué no hay un gusto popular de la lectura ¿Acaso tenemos una pobreza mental que no nos permite comprender el fantástico mundo de la lectura?

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Según Eduardo Riqueros, ingeniero e investigador peruano en temas de lucha contra la pobreza, la pobreza mental es una actitud y una manera de pensar que “viene dada por una vida sin valores con un gran vacío moral, viviendo una vida sin contenido, sin compromiso consigo mismo y su sociedad, sin educación y más aun sin ni siquiera buscarla”. Aquí es donde vemos que las personas que no están interesadas en enriquecer su educación no leerán y que la letra con sangre no entra, porque no hay manera de que los libros los conviertan sopa para tomárnoslos y quedar aprendiditos.

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