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La reserva natural de los suelos en cemento

Por: Roger Iván Porras

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Una idea que si bien aún es intangible, no deja de estar al acecho. ¿Seremos acaso los ciudadanos los que tendremos la decisión de elegir y de responder por el futuro de la reserva forestal Thomas Van der Hammen? Parece que no, pues tras las declaraciones de Juan Camilo González, gerente de Ciudad Norte, en quince días el Ministerio de Ambiente entregará los términos de referencia que ajustan el proyecto inicial del alcalde Peñalosa (Lagos de Torca), con el fin de exponer a la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) la “importancia” de redelimitar la reserva antes de concluir el año. De no ser así, es muy probable que se tenga que re discutir  el POT  (plan de ordenamiento territorial)  en el que se hablará del futuro de dicha reserva.

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Es impensable, que pasados seis meses desde la reiteración de las intenciones por parte de la alcaldía de Peñalosa hacía la reserva, no se tenga certeza clara de lo que el proyecto de urbanización busca, pues ni siquiera el mismo González da una aclaración precisa. Ya que se basa en generalidades para expresar, lo que en anteriores ocasiones ha dicho que el proyecto busca “la conservación de los elementos, la conectividad, el acceso de las personas a la naturaleza, la biodiversidad, la adaptación al cambio climático y el aprovechamiento de los suelos”. Aun así, lo que en sí producen estas afirmaciones es desconfianza en las propuestas del Distrito, pues lo único que queda por pensar es que la relimitación es impulsada por la insuficiencia y la inviabilidad del proyecto original Lagos de Torca, el mismo que para González y la administración en general, cuenta con una proyección de 125.000 viviendas que para 2050 no abarcarán la demanda poblacional. A pesar de ello, son los ambientalistas los que se oponen tajantemente ante estas premisas, ya que, según los estudios es imposible que aún con la aplicación única de Lagos de Torca como solución, el impacto ambiental sea pobre o sin mayor importancia para el ecosistema del lugar. Pues lo que busca, gracias a la estocada casi injuriosa y pretenciosa de la Secretaría de Planeación con la aplicación  del decreto 088 de 2017, es transformar un corredor ecológico en una zona de viviendas e industria, destruyendo  la conectividad de la Reserva desde los cerros Orientales hasta el sistema de valle aluvial en el cual se conectan los bosques con el afluente del Río Bogotá.

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En mi opinión, si realmente se quiere intervenir la reserva, al menos  se debería  hacer en una acción conjunta de los colectivos ambientalistas y el Distrito, pero uno que escuche y no esté inmerso en la apatía y los ideales desarrollistas, que para el señor Peñalosa, son los únicos que realmente funcionan al tener su origen en el exterior, desconociendo su forma de aplicación y desenvolvimiento en el contexto colombiano. De lo contrario, si no hay garantías de ello. Es mejor no intentar nada, pues los intereses personales siempre van a prevalecer por sobre los colectivos.

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