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Hay una línea en la vida que se marca en los rostros de las personas. Hay líneas paralelas que jamás se unen, pero hay otras que son perpendiculares y que se intersectan en un ángulo. Aquellas que son infinitas le pertenecen a los sujetos pasivos, que esperan y se quedan en su zona de confort; mientras que las líneas que se unen en algún punto le pertenecen a los inquietos, los mismos que se cuestionan y que buscan, en medio de la rectitud de las calles, una esquina con una historia que contar. Así, en pocas palabras, las historias de vida no serían publicadas sino existiera el periodista. Aquel sujeto que pacientemente se encarga de hallar el punto de quiebre en donde se encuentran mundos diferentes, con personajes marcados por líneas de expresión.

Hoy, en su segundo número, Tinta Negra hace un registro de una serie de historias halladas en las calles. La revista se trasforma en un electrocardiógrafo, que a modo de prueba, constata el trabajo de un grupo de periodistas que se sumergieron en el océano del asfalto caliente, para retratar cómo es la realidad que está al otro lado de la puerta de nuestras casas.

Registramos la historia de un estudiante de nuestra comunidad, que desde la sede de Zipaquirá, dedica parte de sus estudios y tiempo libre, a la preparación y posterior venta de morcillas. Nos acercamos a la vida íntima de Susana, una prostituta que, a su corta edad, se dedica a vender su cuerpo. También, capturamos la experiencia de uno de nuestros reporteros que, desde las entrañas de un bar gay del centro de Bogotá, retrató la vida nocturna de la comunidad homosexual y algunas conversaciones y métodos de conquista de los comensales.

Pasamos por los mundos ilusorios y alucinantes de una pieza que revela los efectos y daños que causan las drogas sintéticas, con el fin de abrir los ojos y exhortar al no consumo.

Viajamos también con una crónica sobre New Orleans (Estados Unidos), una ciudad en la que el tintineo del tranvía y el jazz, trasladan al lector a calles de estilo francés.

Con un perfil sobre el escritor y periodista Gay Talese, Tinta Negra hace una invitación que inspire a la lectura y al periodismo juicioso, ese que no se queda en el papel, sino que trasciende para nunca ser olvidado.

Finalmente, un foto reportaje y una portada hacen alusión a la vida y a la humanidad de los habitantes de la calle. Recordamos con esta serie de fotografías a Marco Tulio Sevillano más conocido como “Calidoso”, quemado vivo el pasado 2 de mayo. Los retratos de personajes como él, hoy son para nosotros una invitación a la reflexión y a la participación de nuestros lectores en este espacio de periodismo literario, en donde las líneas confluyen para formar un mapa cartesiano: espejo de realidades y muchas historias que contar.

Por: María Alejandra Gómez

Las líneas del periodismo

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