top of page

Albert Camus fue el primero en decir que “el periodismo era la profesión más bella del mundo”, y estaba en lo cierto. Seguramente con ello se refería al periodismo narrativo, aquel género que se extiende entre páginas en blanco que van adquiriendo el color de la tinta, manchando manos, marcando la vida de aquellos lectores que juiciosamente se dejan atravesar por palabras poderosas invulnerables a guerras y risas.
Entonces el periodista observa, habla, siente y da un bocado al manjar de la realidad; luego reinterpreta y escribe porque es capaz de agudizar su olfato y ver lo infinito.
Aquella percepción sobre la grandeza es una cualidad, porque como bien decía William Blake, “quien ve lo infinito en todas las cosas ve a Dios; en cambio, quien ve solo la razón, se ve a sí mismo y nada más”.


En este ejercicio Tinta Negra hoy dar a conocer historias de vida, para que usted, que está ansioso por nuestro cuarto número, deje por un instante de verse a sí mismo y pueda gozar y llorar con nuestras historias. 

​

Para entrar en calor, damos inicio a esta nueva publicación con un perfil sobre el afamado periodista norteamericano Hunter Thomson, quien con su irreverencia y sarcasmo, logró ingeniarse el periodismo gonzo, un subgénero narrativo criticado por algunos que también lo consideran anárquico y revolucionario.


Como carta de presentación, llevamos en portada un perfil de una mujer inspiradora. Claudia López, analista, periodista, senadora e hija, revela su historia a través de testimonios propios, los de su madre y algunos sobrinos, para hacernos comprender una vez más que a pulso se puede llegar lejos.


No menos fuerza tiene la historia de Kelly Johanna García, quien peleó un largo tiempo contra la epilepsia, una enfermedad silenciosa y común, que la llevó a someterse a
una intervención quirúrgica exitosa, pero no a abandonar sus ideales.

​

Seguimos nuestro recorrido, esta vez por Bogotá, haciendo un sentido homenaje en Obituario de despedida, a las busetas y ejecutivos que han comenzado a desaparecer con la implementación del Servicio Integrado de Transporte Público. Sin alejarnos del tema, recapacitamos
sobre la problemática de la movilidad de la ciudad, en un ejercicio de periodismo gonzo, donde uno de nuestros colaboradores se lanza a la lucha de lograr un espacio en Transmilenio con una silla de ruedas prestada.


Así, partimos de los confines de esta caótica ciudad y nos vamos en un viaje a Aipe (Huila) para retratar la historia de Chipa, un pescador artesanal que dedica su vida al río, que atrapa peces con la mano, que observa con los ojos bien abiertos a las aguas turbulentas, que sin miedo pesca para dar de comer a los suyos porque como decía Gabriela Mistral, “en vano se echa la red ante los ojos de los que tienen alas”, y finalmente, como la atarraya de este gran pescador la pluma de este equipo de colaboradores, alza vuelo y a partir de hoy emprenden un viaje largo por la senda del periodismo, un periodismo que ve hacia lo infinito, que trasciende, que no se queda solo con la razón.

​

Ojos abiertos

Por: María Alejandra Gómez

bottom of page