Al son de “El doctor Morcillo”
Bernardo León Romero, productor y vendedor de morcillas en Zipaquirá, se ha convertido en un personaje ilustre del municipio por armonizar la venta de su producto con trovas y versos que hacen sonreír a sus clientes.
Con un jean, una gorra y un delantal blanco como uniforme, Bernardo León Romero se prepara para ir al “mercado negro”. Son las 5:30 p.m, todo está listo y la mercancía se encuentra en un par de canecas que mantienen a buena temperatura el producto.
El doctor Morcillo como se le conoce a Bernardo León, es un hombre de 53 años que recorre todos los días las calles del municipio de Zipaquirá, entonando trovas y coplas que llaman la atención de los ciudadanos. Él, con sus cantos, invita a comprar morcillas calienticas y deliciosas, aquel apetitoso producto que fabrica a diario con la ayuda de su esposa, Victoria Zambrano: “Yo me voy ya/ yo no me puedo esperar/ porque la morcilla/ se va a enfriar”, canta a grito herido.
Desde hace 33 años, “el doctor. Morcillo” se dedica a lo que él llama el “mercado negro” o sea a la fabricación y venta de morcillas. El oficio lo adquirió gracias a la enseñanza y consejos de su suegro, un hombre sabio que lo volvió doctor.
Cuando a Bernardo se le pregunta por su apodo, orgulloso y con buen sentido del humor responde que él mismo se lo colocó y explica, “cuando uno llega a las casas de los clientes y sale un niño que grita: ‘¡mami llegó el morcillero!’, yo lo corrijo y le digo ‘No papito dígale a su mamita que llegó “el doctor Morcillo”. Es que ya llevo tanto tiempo en esto, que merezco el título”, afirma con una carcajada.
Pero también existe otro motivo por el que León Romero se hace llamar así. Una razón de trasfondo que se convierte en frustración: de pensar en ser doctor, ejerciendo la profesión de aquellos que salvan vidas, de quienes curan enfermedades y que detienen hemorragias, Romero pasó a dedicarse a su matrimonio, a su familia y no logró cumplir su sueño.
¿Qué tienen estas morcillas? “Yo me voy ya/ coman hoy/ porque mañana/ no estoy”, canta a todo pulmón.
Es asombroso y peculiar ver que cuando este hombre camina entonando sus rimas, las personas voltean a mirar, hacen una risita y de inmediato con una seña lo llaman para comprar unas cuantas morcillitas.
“Estas morcillas son deliciosas, no son grasosas, siempre están calientes y frescas, y además, son muy baratas”, señala una cliente fiel, que recostada contra la puerta de una tienda de barrio, mira con gusto las morcillas y se saborea con tan solo olfatearlas. “Es que estas/ son de las afrodisiacas, las medicinales/ las que curan/ todos los males”, vuelve a cantar el doctor, y continúa su camino hasta la esquina de una cuadra larga, por donde transita mucha gente. Allí se ubica mientras cuenta que sus proveedores son el frigorífico de Zipaquirá, que le vende la sangre de cerdo y Aligo, que le comercializa la tripa de marrano.
Bernardo relata que él y su esposa se levantan muy temprano, alistan la sangre de cerdo, la comienzan a batir muy bien y agregan los ingredientes: alverjas, arroz y “los secretos de estado”, “el rezo gitano para que queden de puro marrano”, dice y vuelve a sonreír.
MorciyaS.A.S
“El doctor Morcillo” además es estudiante de octavo semestre de Administración de Empresas de la Corporación Universitaria Minuto de Dios, sede Zipaquirá. “Bernardo siempre quiso tener una profesión, pero sus padres no lo apoyaron cuando terminó el colegio. Con algunos esfuerzos ya está próximo a cumplir su sueño, ser profesional” manifiesta Victoria Zambrano, su esposa.
En este momento León desarrolla un proyecto de grado sobre su negocio y por eso nombró a su producto, MorciyaS.A.S. Así y tras inscribir su empresa en la Superintendencia de Industria y Comercio como: Comercializadora de Alimentos Belero (Bernardo León Romero), el doctor planea hacer crecer el “mercado negro”.
Pero Alimentos Belero tiene horizontes ambiciosos, por lo que su capitán, el doctor de las morcillas, está pensando en levar anclas para ir a exportar estos manjares a tierras lejanas. Así es que con una ilusión que se dibuja en sus ojos, como quien ve por primera vez tierra firme tras hacer un viaje en barco asegura, “ahorita con el TLC no es difícil exportar. Por esto, se me ha venido esta idea a la mente y he hablado con un amigo que tiene familia en Chile. Él a veces lleva las morcillas que yo hago, y allá les encanta ese plato, entonces ¿porque no intentarlo?”.
“El doctor Morcillo” al concejo
Bernardo León fue aspirante para al Concejo de Zipaquirá para el periodo 2012-2015, “Me lancé porque creí que la gente quería un concejal que los ayudara, pero no logré pasar. Algunos me dicen que mejor siga trabajando honradamente, porque desafortunadamente cuando uno llega a ocupar esos cargos públicos, lo transforman totalmente” y entonces recuerda su antiguo slogan, “Adelante mi gente/ con Alianza Social Independiente/ y con el número tres/ para cambiar lo que está al revés”
A Victoria, esposa de “el doctor Morcillo” no le gustaba la idea de que él se lanzará al Concejo, aún así lo apoyaba, “ni a mis hijos ni a mí, nos gusta la política, porque hay muchas cosas ocultas. De todas maneras respaldamos a Bernardo en ese momento, pero dejamos todo a voluntad de Dios”.
Fue así, tras una derrota en las urnas como León decidió desistir de la idea de ser doctor en la política y prefirió seguir siendo “el doctor Morcillo”, esa persona que ya todos conocen en el municipio y que quiere ayudar a los sectores más vulnerables con su carrera. Esperanzado afirma, “ahora tengo mi negocio y voy a seguir con eso porque yo sé que puedo ayudar a mi gente, a mi comunidad, generando empleo y bienestar. Me interesa crear empresa y trabajar con madres cabeza de familia. Sé que le puedo servir más a mi pueblo así, que estando allá en el Concejo”
Las trovas y coplas
León asegura haber heredado de su mamá la creatividad y el gusto por hacer versos y coplas, pero además resalta que es un don que Dios le envió.
El éxito de la venta diaria de morcillas tiene que ver con la estrategia que el doctor utiliza: trovas y coplas, algunas con el nombre de personas, para llamar aún más la atención.
Así, cantando, es como Bernardo León Romero vuelve a su hogar a eso de las 9:30 p.m. Las 237 morcillas que preparó esta mañana fueron vendidas, y aunque está un poco cansado por la ardua jornada, decide estudiar un poco las lecciones aprendidas, pues esta semana tendrá parciales, y como buen estudiante espera sacarse un cinco.
Mañana será otro día, en el que “el doctor Morcillo” asista temprano a la universidad, luego a eso de las 5:30 p.m volverá a alegrar a los habitantes de Zipaquirá con su sentido del humor, su creatividad y “las morcillas del buen sabor”.