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Daniel Tirado: con hambre de mundo

Fueron tres años como trotamundos. Con muy poco dinero trabajaba y viajaba. Fue profesor de español, DJ de salsa, vendió brownies e incluso artesanías. Esta es una entrevista con Daniel Tirado un apasionado por los viajes que se enamoró del mundo.




Desde el colegio siempre fue un apasionado por los viajes, decía él que quería conocer todos los países del mundo y que ese era su sueño. Entonces empezó a escalar desde los 8 años y en ese contacto con la naturaleza, con las montañas, el camping fue lo que despertó su espíritu nómada. Cuando salió del colegio empezó a estudiar Administración de Empre­sas, carrera que estudió solo por un semestre en la Universidad EAFIT, se aburrió y se cambió a la Escuela de Ingeniería de Antioquia. Se vol­vió a aburrir y no porque le fuera mal, porque incluso le gustaban las matemáticas y le iba bien, sino porque sabía que debía haber otra forma de vida.

No quería verse encerrado como lo hacen las personas del común, que asisten a unas clases en la uni­versidad y cuando menos piensan, cierran los ojos, los vuelven a abrir y se encuentran en las prácticas pro­fesionales. Luego los abren nueva­mente y tienen 65 años; más de media vida pasada trabajando en una compañía.

Daniel quería tener un estilo de vida diferente, paró sus estudios y se fue de mochilero tres años por el mundo. Luego regresó a Colombia y se inscribió en el rea­lity show El Desafío 2011, llegó a la final, salió del concurso y escribió su libro Viajando Sin Papel Higié­nico. Al principio la gente le decía que le iba a ir mal y por el con­trario tuvo la suerte de tener gran acogida, de escribir un libro que fue uno de los más vendidos en el 2013 y con esto consiguió hacer sus primeros ahorros.

Siempre supo que lo que quería hacer era una comunidad de viaje­ros muy grande. Entonces surgió la idea de crear el canal de viajes de YouTube y el Blog, ambos con el mismo nombre del libro y fue así como comenzó a dedicarse a esto, a ver en los viajes un estilo de vida y un negocio. Entonces la gente le pregunta en qué trabaja, porque lo ven viajando mucho y Daniel contesta que convirtió los viajes en el trabajo, porque cree que hay muchas formas de ganar bastante dinero por internet y reitera que la gente sigue acostumbrada a la era industrial, “se dedican a estudiar, a conseguir un trabajo o a crear em­presa, abandonando la idea de la libertad de tiempo”, dice.

Daniel, es paisa, nació en Medellín y tiene 31 años. Afirma no tomarse la vida tan enserio, porque según él se pierde más por miedo que por intentar. Por eso también dice que lo que más quiere en la vida, es inspirar a otros a que vivan sus vidas al 100%, para que salgan de las barreras de confort y se pongan metas ambiciosas, enrutándose, haciéndose el camino, eligiendo un destino.

¿Qué significa la palabra viajar?

Un viaje es una fuente inagota­ble de sensaciones, sentimientos, emociones e ilusiones.

¿Qué diferencia hay entre un viajero y un turista?

El viajero es activo, va enérgica­mente en busca de gente, de aventura, de experiencia. El turista, por el contrario, es pasivo. Espera que le ocurran cosas interesantes.

¿Cómo se enamoró de los viajes?

Escalando me enamoré de la mon­taña y surgió ese espíritu aven­turero. Por aquel tiempo siem­pre quería salir de la ciudad y fue cuando empezó a expandirse mi mente. Ya no quería ir a la mon­taña de al lado sino que quería ir a otras ciudades. Después ya quería ir a otro país, después ya deseaba pasar el charco e ir para Asia. Y empieza uno a viajar y cada vez que viajas se te expande el mapa mental y esos lugares que veías inasequibles ya los ves cerca. Entonces después de ir a China, que tal si vamos a la India y que tal a Pakis­tán o todo el mundo. Así, poco a poco, fue creciendo ese amor por los viajes.

¿Qué le han enseñado los viajes?

Han sido mi universidad. Viajar me ha enseñado el amor por la natu­raleza, por los animales, también el amor a la soledad porque a mucha gente le da miedo la soledad, so­bre todo en Suramérica. Por el con­trario el europeo y el australiano son más descomplicados, recorren solos el mundo y es normal. Si te toca solo, hazlo solo, o si es con amigos, con amigos.

¿Por qué es importante la soledad?

Para conocerse uno mismo. La es­calada me enseñó a disfrutar la so­ledad, a meditar, a tener confianza en mí.

¿Qué pensaba su familia?

Yo empecé de cero. En la casa no me apoyaron y no lo hicieron de malos, sino porque, que para mi familia dedicarse a ser viajero es algo inusual. Es natural que pien­sen que el pelao se enloqueció. En mi caso no me ayudaron, me tocó rebuscarla, gracias a eso maduré y considero que mis viajes fueron mi universidad y todo lo que yo soy. Ahora se lo debo todo a ellos y por eso es que viajar es lo que quiero seguir haciendo en mi vida, viajar más, conocer más personas, tradiciones, lugares, quiero probar distintos sabores y comidas conocer el planeta sin dejarme encerrar en cuatro paredes o un solo país.

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​​​​​​​​​¿Cuáles son las razones por las que recomienda embarcarse a conocer nuevos lugares?

La razón principal es para conocerse a uno mismo. Uno sale a nuevos lugares porque uno necesita madurar, encontrarse, ver más cosas para definir qué le gusta.

¿Cuál es su ideal de vida o a que le está apuntando?

Es llegar máximo a los 35 años tra­bajando y luego viajar de por vida. No un viajecito de un mes, sino un viaje de treinta años, a eso es a lo que estoy apuntándole.

¿Cómo se ve en 20 años?

Ya lo he imaginado. En un carro-casa, más casa que carro, viajando y conociendo. Así uno empieza a ver el mundo. Hay tanto por conocer…

¿Cuál es el secreto para conseguir todo lo que quiere?

Definitivamente ser repetitivo. El secreto es hacer poquitas cosas por tiempo prolongado; así vas a llegar al éxito. No hacer muchas co­sas, porqué uno se distrae en el ca­mino. Solo pensar en un proyecto, centrarse en algo y cuando uno menos piensa lo logró.

¿Cuál ha sido el mejor lu­gar en el que ha estado?

El país que más me ha gustado es Laos, al Sudeste Asiático, porque es un país que estuvo en guerra por mucho tiempo y no hubo turismo. Además, la mayoría de gente que va a esa región de Asia visita Tailan­dia, Vietnam y Camboya, pero mu­chos no van a Laos. Ir allá es como volver al pasado, estar cuatrocien­tos o quinientos años atrás, es muy bonito eso, ver esa simpleza en el diario vivir, ver los verdaderos mon­jes budistas con sus templitos, y no los monjes de ciudad esperando la foto para recibir plata, ver la verda­dera cultura asiática de hace mu­cho tiempo.

¿Y el monumento elegido?

Sin duda, el Taj Mahal en India, es imponente.

¿Cuál es el viaje que se sueña ahora?

Conocer todos los países que ter­minen en “Tán”: Kazajistán, Uzbe­kistán, Pakistán, meterme también a Irán.

¿Qué no puede faltar en la maleta de Daniel?

Sin duda mi iPod, con música por ejemplo de Bob Marley y Jack Jhon­son. Un poco de electrónica Sasha, Nick Warren y cómo no, música del mundo que he venido recolec­tando durante mi vida de viajero.

¿A qué le tiene miedo?

No, miedos por ahora no los he encontrado. Me han preguntado varias veces por el miedo, pero todavía no tengo, aunque me gus­taría tenerlos porque tendría el reto de vencerlos.

¿Piensa en la muerte?

Nunca pienso en la muerte. Yo creo que la peor sensación es no poder hacer lo que quiero, si mi cuerpo me pide hacer cosas arriesgadas y me siento bien para hacerlas, las hago sin pensar en la muerte. Es la sensación de confianza en uno mismo la que permite no pensar en eso.

¿Por qué escribir Via­jando sin Papel Higié­nico?

Cuando yo salí ni siquiera sabía qué iba a hacer. ¿Escritor? Nunca lo hubiera imaginado. Toda la vida me fue mal en español y me di cuenta al viajar, con mi blog, ¡Hey! me gusta la escritura, y ahora vivo de mis libros y mis escritos. Por eso es importante conocerse uno mismo y eso se adquiere viajando.

¿Qué se puede encontrar en Viajando sin Papel Higiénico?

Te mostrará que viajar no tiene que ser tan costoso como lo muestran y que cualquier persona puede re­correr el planeta entero gastando lo mínimo posible, sin necesidades de lujos ni de boberías materiales. Es un viaje sin reglas y sin mapas, desde los templos sagrados de Japón hasta los cálidos desiertos de la India.

¿Qué lugares se pueden recorrer en Viajando sin Papel Higiénico?

Aparecen referenciadas en el libro las hermosas playas de Australia, los paradisiacos paisajes de Tailandia, pasando por países como China, Vietnam, Laos, Corea del Sur, Indo­nesia, Malasia y Singapur. Visitando las más imponentes obras cons­truidas por el hombre y comiendo cuanta criatura se arrastre, corra, vuele o nade.

Me imagino que al mo­mento de decidir comen­zar el viaje, se presentan preguntas obvias, como de qué modo financiarse, por dónde empezar el recorrido y cómo organi­zarse, ¿Qué tan difícil, o fácil es concretar un viaje?

Antes de un viaje lo que le da a uno es miedo e incertidumbre a lo des­conocido. Yo tuve muchos miedos y me costaba concretar los viajes porque comienza la mente a hacer desorden y decir: y ¿Qué va a hacer con el idioma?, y ¿el peligro? ¿la in­seguridad? ¿de dónde va a sacar la plata? Pero lo que tiene que hacer uno es dar el primer paso y seguir, seguir que eso desaparece solito, no conozco a la primera persona que en todo el viaje estuvo con miedo.

¿Cómo organiza su iti­nerario? ¿Prefiere im­provisar, hablar con la gente, seguir recomen­daciones o inquietudes personales?

Yo tengo un itinerario grande. Sé por qué ruta voy a pasar, pero el resto es improvisado, en los hosta­les y en el camino le voy pregun­tando a la gente qué les ha gus­tado y trato de replicar eso. Sé más o menos la ruta pero no sé cuántos días me voy a quedar, en qué lu­gar o qué actividades voy a hacer. Simplemente voy preguntado, me gusta esa parte de la aventura, de no tener todo tan organizado.​​​​​​​​​​​​​

​​​​​​​​​¿Existe una época en es­pecial para viajar?

El momento ideal es cuando veas el aeropuerto lleno de gente re­gresándose. Ese es el problema de la gente del común, todos viajan en temporada alta. Yo en vacaciones siempre estoy en Colombia, en mi ciudad, porque todo es más costoso afuera, la co­mida, los tiquetes. Recomiendo viajar en temporadas bajas.

Si todo viaje es una bús­queda ¿qué espera en­contrar en su próximo destino, y cuándo de­cide que es momento de partir de un lugar?

El momento de partir es cuando me aburro. Me pasó que cuando llegué a Singapur, un lugar que me pareció muy moderno y bo­nito, pero no es mi estilo, me quedé un día en ese país. Pero por ejemplo cuando llegué a Tailandia me encantó todo, las playas, la gente y me quedé un mes. Uno sabe cuándo está abu­rrido y cuándo es el momento de seguir. Es muy bacano en el próximo destino encontrar una buena amistad y otra cultura, y es placentero tener la libertad de hacer lo que uno quiera con el tiempo.

¿Qué lo obsesiona en este momento?

Todos los proyecticos que tengo de emprendimiento. Se me mete algo en la cabeza y no soy capaz ni siquiera de dormir hasta hacerlo. Creo mucho en la fuerza de atracción y me ha funcionado.

¿Uno de sus sueños pendientes?

Es hacer un retiro de meditación en un templo budista. Desconectárme al menos por un mes. Todavía no lo he hecho pero es algo que tengo pendiente.

¿De dónde salió la idea de publicar las experiencias de viaje en re­des sociales?

Porque entiendo los viajes como algo que puede hacer cualquier persona, por eso creé mi canal de viajes de YouTube y el blog; para mostrarle a la gente que así como yo lo hice cualquier per­sona lo puede hacer, yo no era millonario cuando empecé.

¿Qué necesita el mundo para ser feliz?

El mundo necesita más personas que se atrevan a vivir de lo que aman hacer y menos profesio­nales, doctores y magísteres. Se necesitan menos personas con sueños frustrados que por falta de valor no han podido empezar.

¿Qué recomienda a las personas que están inte­resadas en seguir sus pa­sos?

Todos tenemos un espíritu nó­mada y aventurero en lo más pro­fundo de nuestro ser. El secreto está en descubrirlo lo antes posible, antes de que sea demasiado tarde.

Y por último cuál es el se­creto de su vida?

Soñar en grande es la clave para permanecer firmes en aquellas si­tuaciones que a veces nos quieren quitar del camino de la felicidad.

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