El Pastor de la cumbia
No es cristiano, es católico apostólico y romano, es el rey de la cumbia y su nombre es Pastor López. El cantante venezolano que prende las fiestas de fin de año, habló con Tinta Negra sobre sus inicios, su cocuy y la situación actual del género musical del que es representante.
El indio tiene su título. Es rey, es leyenda y tiene los dedos de sus manos enyesados en anillos de oro. Su voz es mítica y es la que hace bailar. El hombre es venezolano, pero sus entrañas parecen colombianas. Pastor López cumplió el año pasado 53 años de carrera musical y no existe en Colombia una fiesta de fin de año sin que su música deje de sonar; pone a panchanguear a tías y sobrinos, a generaciones enteras al ritmo de la cumbia. Inició su carrera musical de pelao, con la música llanera, pero se enamoró de la cumbia y es más conocido por canciones como Golpe con golpe, El hijo ausente, Las caleñas y Traicionera, temas que agrupaciones más jóvenes intentan reencauchar, pero que originales, sin duda, suenan como nunca.
¿Cuál es la historia de los anillos que lleva?
La historia es muy larga de contar, si me pongo en esas terminamos mañana. Cuando era joven, alguna vez un artista me humilló mucho porque no tenía anillos de oro. Entonces yo le dije, ‘algún día yo también tendré’. Y luego se presentó la oportunidad para tener mis anillos y tengo ocho.
¿Qué significan?
No. Nada. Seis son la representación de Gerónimo. Es el rostro de un indio apache de los Estados Unidos, fue un jefe y todos los santeros lo conocen y lo respetan.
¿Usted practica alguna religión?
Soy católico, apostólico y romano
¿Por qué le dicen El Indio?
Yo soy indio. Mi papá y mi mamá eran indios. Mi papá fue cacique de la etnia Gayón de la entidad federal de Lara y mi mamá era yara de Yaracuy (Venezuela), entonces yo nací siendo indiecito y todos mis hijos tienen que ser indios y el que no quiera que se vaya. La sangre de nosotros vale mucho y somos los dueños de las tierras, lo que pasa es que nos las quitaron. La tierra es de los indios.
¿Cómo le va con su licor de cocuy, El Indio?
Me ha ido muy bien gracias a Dios. Es una bebida que se está vendiendo mucho. Este trago tiene la misma cantidad de alcohol que tiene un whisky, pero es mejor, porque es una bebida natural, no tiene aditivos ni nada. El licor se extrae de una penca parecida a la del tequila. La penca se pone a hornear, luego pasa por una máquina que la tritura y lo que queda después pasa por un filtro que hace que el líquido que es de color rojo quede claro.
¿De dónde surgió la idea de montar su propia marca de cocuy?
En Barquisimiento (Venezuela) es donde se produce, entonces desde niño siempre me gustó la idea porque mi papá trabajaba mucho con eso. Siempre pensé que algún día tendría la oportunidad de montar mi propia fábrica para producir cocuy, y la monté. Gracias a Dios se vende mucho porque además es curativo. Uno se toma una copita en la mañana y otra en la tarde y sirve para los triglicéridos, el colesterol y para la tensión, muchos lo compran como remedio y otros para tomar. La vez pasada llegó un hombre en una patota para comprarme 25 botellas, pero las quería firmadas. Yo le dije que las dejara allí, yo puedo firmar dos pero ¿25?, no.
Si bien su padre estaba metido en la fabricación de Cocuy, ¿cómo fue que usted terminó metiéndose en la música llanera?
Desde la edad de cinco. Mi hermana me enseñó a tocar cuatro. Años más tarde me fui con mi hermano mayor para Caracas y montamos una banda que se llamó Los Hermanos López. Allí tocábamos varios hermanos y un sobrino. Con todos ellos empezamos a grabar.
¿Cuál fue la primera cumbia que usted oyó?
Yo desde niño he seguido la música colombiana. La primera cumbia que oí fue la Cumbia cienaguera. ‘Muchachos bailen la cumbia porque la cumbia emociona/ La cumbia Cienaguera que se baila suavezona’. A mí me gustó mucho eso y después oí La pollera colorá, entonces me gustó tanto que comencé a cantar cumbia y la estilicé un poco.
¿Quién le puso la corona de Rey de la cumbia?
Eso sucedió en el Madison Square Garden de Nueva York. Yo no lo esperaba. De un momento a otro dijeron ‘señoras y señores y esta noche con nosotros, directamente de Venezuela, el indio Pastor López será coronado esta noche en el Madison Square Garden como el Rey de la cumbia’. Yo lloré porque no esperaba eso, no pensaba que un venezolano fuera nombrado como el rey de la cumbia. Eso era algo muy bueno porque la cumbia necesitaba un rey.
De todas esas canciones que conocemos, ¿con cuál se siente más identificado?
Yo creo que las canciones mías todas son éxitos. Yo quiero a mis canciones como quiero a mis hijos, todas me han dado buenas satisfacciones económicamente y con el público; entonces hay temas como El reo ausente, Golpe con golpe, Traicionera, Brisas del valle, Fue por una cerveza, Amor de lejos y Nubarrones que tienen un mensaje, y se pegan porque la letra lo dice todo.
Pero, muchas de esas letras son de otros compositores…
Sí, es cierto, pero yo no grabo cualquier música. A mí me llegan muchas propuestas, pero no elijo cualquiera. Ahora por ejemplo, estoy grabando un tema que se llama Borracho borrachito y pienso grabar otro que se llama Tú fuiste, que son dos canciones peruanas que tienen un mensaje muy bonito y que a la gente le gustarán.
No es la primera vez que usted habla de temas peruanos, todos sabemos que Las caleñas también es de la autoría de un compositor del Perú, ¿cree usted que el talento de ese país, predomina en cuanto a composiciones?
Los peruanos y los ecuatorianos son muy buenos componiendo, fíjate que tenemos a Julio Jaramillo que era ecuatoriano y a otros que han salido y han pegado muchos discos. Por lo menos Traicionera, Solo un cigarro, No se puede, Lloró mi corazón, son canciones ecuatorianas y Las Caleñas, que inicialmente se llamaba Las limeñas es peruana. Esa canción la cambié cuando llegué a Cali, por esa época ya había tocado en Medellín, Bucaramanga, Barraquilla, Pamplona (Norte de Santander) etc, pero a Cali no había entrado, así que me mandaron el tema de Las limeñas y se me ocurrió cambiarle la letra y le puse Las caleñas. Entonces cambiando ‘Tanta limeña tan linda que hay’ por ‘Tanta caleña tan linda que hay / y yo no sé a quien mirar’, esa canción se pegó y se volvió todo un éxito a nivel internacional. De hecho a la gente aún le gusta mucho. Por eso yo creo que la letra siempre debe tener un mensaje, eso es lo importante.
¿Qué tiene la música de hoy en día que no tenga la de antes?
Es que hoy en día no hay canciones bonitas. Yo digo una cosa, no es por desprestigiar el trabajo de mis compañeros, pero por ejemplo, el vallenato de hoy no es ni la cuarta parte de lo que es el vallenato. Si tú te pones a oír a Poncho Zuleta, Diomedes Díaz, Jorge Oñate, Alfredo Gutiérrez, Alejo Durán y los comparas con los vallenatos de ahora, quedas asombrado, porque comienza una canción como una balada y después oyes rucuchutún, rucuchutún, rucuchutún, y eso no es así. Vallenato es vallenato, pero ahora al género le meten piano o guitarra, cuando el vallenato original es acordeón, caja y guacharaca. Esas mezclas de vallenato con pop no tienen vida, particularmente no me gustan.
¿Por qué el reggaetón no puede remplazar la cumbia?
Cumbia es cumbia, reggaetón es reggaetón y eso pasa. El reggaetón no puede remplazar nunca a la cumbia, eso es algo pasajero, de los muchachos. Por ejemplo si tú vas a una fiesta de reggaetón lo que ves es gaseosa y agua, en cambio si vas a una fiesta de viejos, ves whisky y trago. Entonces el reggaetón no tiene vida ante la cumbia. Hay una canción de Celia Cruz que se llama Rock and Roll y dice ‘El mambo hizo furor en Nueva York /pero el cha cha cha lo derrotó / ahora un nuevo ritmo apareció y es el inquietante rock and roll’, y al final todo eso murió y la salsa fue la única que siguió. Entonces lo que pasa es que no hay género que pueda ni con la salsa, ni con la cumbia, ni podrán. Lo digo porque yo canté un reggaetón con un muchacho Tony Reggue, un tema que se llama Reggaetón con otro tumbao, duró 19 semanas en primer lugar en Caracas, fue un éxito pero no pasó a la historia.
¿Qué tiene la cumbia que no tenga la salsa?
La cumbia tiene música que no tiene la salsa y la salsa tiene música que no tiene la cumbia. Son géneros muy distintos, entonces hay un público que es salsero pero que también es cumbiambero, y yo los he visto. Por alguna razón me he dado cuenta de que bailan más la cumbia que la salsa. Alguna vez en Nueva York, veía que ponían una salsa y salían cuatro parejas a bailar, recuerdo que después pusieron merengue, algo de Wilfrido Vargas que estaba muy de moda y salieron a bailar unas ocho parejas, pero cuando pusieron la cumbia salieron todos a bailar y la pista se llenó.
Muchos hemos visto año tras año a nuestros abuelos y padres bailar sus temas, ¿cómo logra usted que sus canciones se conviertan en música generacional?
Eso viene por etapas. En muchos de mis conciertos hay niños y ni- ñas que me ven encima de la tarima. Estos días que han pasado he estado tocando en Venezuela y Colombia y veo niños de 13 o 14 años que piden fotos y autógrafos; entonces uno les pregunta por qué les gusta esta música y ellos responden que porque les gusta a sus padres. Lo otro también tiene que ver con la gente entre 19 y 20 años que en la casa bailan esa música con sus padres, entonces mi música no pasa de moda, ni pasará.
53 años de carrera musical, una operación a corazón abierto y cinco días en coma inducido, ¿no se siente cansado?
Todo trabajo cansa, pero toca seguir así, porque si Dios me puso en este camino es para eso. Hace cuatro años me morí, pero regresé a la vida. Entonces tengo que seguir.
¿Qué tema abre sus conciertos?
El Indio Pastor.
Un país
Colombia.
Una canción
Renunciación de Javier Solís.