top of page

“Sólo he sido un tonto con suerte” : Mauricio Silva


A propósito del nuevo relanza­miento del libro “De Millonarios me enamoré”, que estará presente en la Feria del libro y de su último libro titulado “Enseñame a ser hé­roe 2”, Mauricio Silva habló para Tinta Negra sobre su vida, perio­dismo y mucho deporte.


Mauricio Silva Guzmán, editor y columnista del periódico El Tiempo y la revista Bocas, es un bogotano nacido el 2 de julio de 1968. Vivió en la localidad de Chapinero. Hizo su pregrado en la universidad de La Sabana y antes de terminar la carrera ya hacía parte de algunos medios de comunicación escri­tos y radiales como lo eran: Musi­car FM estéreo, en donde trabajó como libretista de música clásica. Así mismo participó en la redac­ción del diario La Prensa como encargado de las notas culturales.


Con el tiempo pulió su pluma. Desde el año 1993, fue conside­rado uno de los escritores más destacados de la Casa Editorial El Tiempo y uno de sus textos más recordados fue una columna de­dicada al equipo de sus amores, el Club Deportivo Millonarios titulada Azul profundo. Ese amor por la escuadra embajadora nació en su infancia, cuando el equipo ganó el título en 1972. Fue editor de depor­tes en canal Citytv a donde llegó a trabajar en el año 1999.


Años después, empezó a na­rrar historias como: Joe Arroyo: El centurión de la noche (2008), ¿Quién mato al Joe? (2012), El 5-0 (2013), Enséñame a ser héroe (2014), Enséñame a ser héroe 2 (2016). También es coautor de las publicaciones futbolísticas De Millonarios me enamoré (In­termedio Editores, 2013), Así vol­vimos al mundial (2013), y Los mejores de América (2014). Fue premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar (2004) por el re­portaje El Joe Arroyo, el rey no ha muerto, publicado en la revista Rolling Stone; premio India Cata­lina (2009) por la conducción del documental para televisión Car­los Lleras, entre la acción y la pa­sión, realizado por la Universidad Nacional; y premio Simón Bolívar (2010), por el reportaje sobre la vida de Faustino Asprilla: La fiesta de Fausto, publicado en la revista Don Juan.


Su ultimo libro Enséñame a ser héroe 2, publicado en Octubre de 2016, compila una serie de entre­vistas que Silva le ha realizado a di­ferentes deportistas colombianos como: Caterine Ibargüen, Juan Pa­blo Montoya, Lucho Herrera, Mario Alberto Yepes, Jackeline Rentería, Willington Ortíz, Jossimar Calvo, María Isabel Urrutia, Esteban Cha­ves, Óscar Córdoba, Juan Sebas­tián Cabal y Roberth Farah.


Silva, uno de los prestigiosos de los más prestigiosos del periodismo deportivo, no sólo escribe de este tema, también aborda otros cam­pos que le apasionan: la música y la gastronomía. Estos tres temas, más que un hobbie, se convirtie­ron en su vida, y uno se puede dar cuenta de eso al llegar a su casa. En la sala las paredes están cubier­tas por obras de arte, de la misma manera que, encima de la mesa de la sala tiene algunos libros im­portantes para él como Letras de Bob Dylan y 50 años de The Ro­lling Stones. Estos detalles dejan ver de qué esta hecho su corazón.

¿Cómo empezó su pasión por los medios de comunicación?

Mire que mi acercamiento a los medios de comunicación fue muy simpático porque yo empecé como libretista de música clásica en una emisora que se llamaba musicar FM estéreo. Una vez lle­garon a la universidad buscando estudiantes que supieran algo de música clásica para que les ayuda­ran con unos libretos y, mire qué curioso, mi primera pasión que fue la música, fue mi primer trabajo.

Usted estudió en la Universi­dad de la Sabana ¿qué tanto le aporto haber estudiado en una de las mejores universida­des de comunicación social?

Me aportó muchísimo ver los nueve semestres de redacción. En mi caso me ayudó a pulir la pluma, que sólo se logra escribiendo, co­rrigiendo y tachando.


¿Cuál es la experiencia que más recuerda siendo editor y columnista para medios como Bocas y El Tiempo?

Un montón de fortuna en el me­jor sentido de la palabra. Yo sólo he sido un tonto con suerte, mis hobbies se convirtieron en mi vida y en mi profesión, me pagan por hacer lo que me gusta. Hablo de deportes y me pagan, hablo de cine y me pagan, hablo de gastronomía y me pagan. Esa fue mi carrera periodística. Así que he sido un total afortunado. De he­cho, valga la pena decirlo sobre todo a ustedes los estudiantes, hagan lo que se les dé la gana, de golpe no va a dar billete pero van a ser más felices.


En una de las tantas entrevis­tas usted le da cualidades de ser humano a un perro, in­cluso lo pone a hablar ¿cómo se puede llegar a obtener tanta imaginación?

[Risas] Yo tengo un perro. Se llama Maximiliano y lo observo todos los días de mi vida y siempre me pregunto qué será lo que piensa. Entonces cuando logramos hacer esa entrevista con Jazan, un pe­rrito del Ejército, valiente y héroe del conflicto colombiano, me pa­reció magnífico darle voz, poder y pensar como él lo hacía. Y ser totalmente irresponsables al po­nerlo hablar.


¿Cuál es su definición del de­porte y del deportista colom­biano?

Muy buena su pregunta: la defi­nición del deporte colombiano no la sé. Está entre el milagro y la obcecación y el sacrificio siempre. Y del deportista colombiano, los mismos adjetivos que le acabó de dar, pero con unas historias muy particulares y las decisiones que tomaron sobre la posibilidad de llegar a ser alguien más.

Con todo el trabajo de investi­gación para la publicación del inolvidable libro del 5-0, para usted, ¿hubo una alianza en­tre el narcotráfico colombiano y la selección?

Para nadie es un secreto que la Federación de entonces con su presidente el señor Bellini, estaba al servicio del narcotráfico con el cartel de Cali. Y después los ju­gadores me contaron cómo el cartel manoseó durante un largo tiempo la Selección.


¿Cómo vivió usted ese cam­bio de la fiesta y euforia na­cional por golear a la selec­ción de Argentina y llegar al Mundial para no pasar de primera ronda?

Es básicamente la teoría del li­bro. Lo que pretende el libro no es contar cómo Colombia goleó a Argentina, sino cómo a partir de ese instante empieza la elip­sis perfecta del cielo al infierno, de tal manera que lo que busca el libro es en realidad dejar en claro esa tragedia colombiana en celebración mal entendida y en pésimos procesos que fueron los que llevaron a la selección Co­lombia en Estados Unidos donde, tristemente, además de todo, ter­minamos con un muerto que fue Andrés Escobar.

¿Cómo se enteró de la muerte del defensa central Andrés Escobar?

Yo trabajaba en El Tiempo. Supi­mos muy rápido y recuerdo ha­berme dado un abrazo con una compañera de cultura y habernos dicho: “este país es una re mierda”.

Es usted un fervoroso hin­cha del Club Deportivo los Millonarios. ¿recuerda algún momento maravilloso del glorioso equipo de la década del setenta?

Claro, mi primer recuerdo, fue el título del equipo en el año 1972. Yo tenía cuatro años y recuerdo haber gritado campeón al lado de mi papá.

Para usted Willington Ortíz fue el mejor delantero que ha tenido Colombia, ¿qué le faltó a este habilidoso jugador para poder asistir a un mundial?

Que Colombia tuviera más equipo. [Risas]. Estaba muy sólo. Él era un jugador de mucho nivel, con unos jugadores de un nivel normal.

En la entrevista a Caterine Ibargüen, ella le comenta los momentos difíciles que vi­vió en la disputa por el oro olímpico en Londres 2012 y el Mundial de Moscú 2013. Para usted, ¿la mentalidad del de­portista pesa más que el físico?

Es una mezcla de ambas, porque si usted abandona el físico no va a llegar a ser nada, pero sí está claro que en la élite gana el de mejor mentalidad.

¿Qué piensa de la historia que le contó Jackeline Rentería cuando le comenta que ella vio en un compañero, un fu­turo de ganador de la lucha, abandonar sus sueños por que la mamá prefirió verlo primero en el vicio que en el deporte?

Es la historia más triste que me contaron en todas estas entre­vistas, me conmovió mucho el hecho de saber que una mamá pueda preferir eso a que su hijo sea un campeón.


¿Por qué creé que Juan Pablo Montoya no le aceptó la na­cionalidad al rey Juan Car­los de España, tal cual quedó consignado en su libro?

Porque muy a pesar de lo que cree la gente, Juan Pablo sí quiere mu­cho a Colombia y se siente profun­damente orgulloso de este país.

¿Creé que Nairo Quintana con sus logros, supera a Lucho He­rrera como el mejor ciclista que ha dado Colombia?

Sí. Sí lo supera. Nairo ha logrado dos carreras grandes y Lucho sólo consiguió una. Pero no sólo supera a Lucho Herrera, Nairo supera, a mi modo de ver, a todos los deportis­tas en la historia de Colombia.


© 2023 por Tinta Negra. Creado con Wix.com

bottom of page