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El mercado tras el sueño de la música


Cuando la fama se convierte en dinero y la música deja de ser lo importante, cuando los temas se hacen sin instrumentos y el reggaetón marca las tendencias trasformando al vallenato y la balada, hay dinero de por medio y el fin de la música cambia.


Producir un sencillo cuesta alrededor de 3 a 15 millones de pesos, eso sí a penas el artista está comenzando a abrirse paso en el mundo de la música. Los músicos saben que al comienzo, como en todo negocio, puede haber pérdidas, pues cuando se invierte en ese sueño de llegar muchas veces a la fama, no se tiene la garantía de recuperar ese dinero.


Para tener certeza de que el dinero invertido se va a recuperar, el músico debe tener un reconocimiento, ya sea nacional o internacional. Ese reconocimiento se logra después de que el artista haya tenido un éxito. Sin embargo, los músicos deben seguir creando música que le atraiga a la audiencia.


Sentado en su silla negra de ruedas y con las piernas cruzadas, Gonzalo Prieto el vocalista de Colectro, banda nominada a los psados Latin Grammy, aseguró que el reconocimiento hace parte de un proceso de desarrollo profesional, pues al principio “si no se tiene plata para comercializar los productos el proceso se demora más. Por eso hay que hacer una inversión y crear un éxito para ser popular”. Al inicio los integrantes de Colectro se trasladaron a Bogotá para trabajar y así recolectar el dinero que comenzaron a invertir para iniciar con su carrera musical. Hoy en día Colectro cobra de 7 a 8 millones de pesos por cada toque, sin embargo sus integrantes no siempre reciben ingresos mensuales por lo que algunos trabajan como profesores de música para colaborar con los gastos.


Natalia Bohórquez, luego de cursar unos semestres de Negocios Internacionales se dio cuenta de que quería estar en el mundo de la música, así que viajó a Brasil y estudió producción musical y fonográfica, lleva 8 años ejerciendo esta carrera. Sin embargo, también ha trabajado como manager de varios artistas independientes y aunque mensualmente gana entre 2 a 3 millones de pesos es positiva y asegura que la música es un negocio muy rentable “es un buen negocio, si se hace bien. Hay que saber llegarle a la gente, también hay que estar atento al mercado, pues este cambia a diario. Hoy se puede subir la música gratis a redes sociales y eso algunas veces sirve” Pero ocurre en determinadas situaciones, y hoy muchos músicos tienen que buscar diferentes alternativas para promocionar su música.

Además de las redes sociales, tocar en bares o establecimientos públicos ayuda a las bandas a promocionar sus canciones y al mismo tiempo a ganar dinero, ya que en un toque pueden ganar entre $100.000 a $200.000 pesos y si les va muy bien y trabajan toda la semana pueden ganar alrededor de $500.000 a $ 700.000 pesos. Pero, “puede pasar que en un mes ganan 10 millones y a el otro mes $ 200.000 pesos, porque no salieron toques”, agrega Natalia.


“El negocio de la música depende de la canción que se escoge, de la imagen, la pinta, la publicidad y el carisma de un artista”, así lo asegura Camilo Vega de una manera contundente, pues tiene un bagaje de 10 años como productor y ha sido reconocido por trabajar en producciones de canciones de Andrés Cepeda, Adriana Bottina y en la música de la serie el Capo. “Cada canción es un universo diferente”, porque cada artista tiene un estilo y maneja tiempos de producción distintos, esto depende de los recursos que tenga para seguir innovando en contenidos, cuenta Vega, quien hoy por hoy, puede cobrar por producir una canción de alguien que apenas está empezando en el mundo de la música, entre 2 a 8 millones de pesos.




El valor de la canción depende del género que se maneje. Los temas más baratos son las que no necesitan de tantos instrumentos y su producción puede costar más o menos 3 millones de pesos, estos géneros son las baladas, el pop o el reggaetón. Pero en géneros como la ranchera y el vallenato se tiene que invertir más y eso requiere contratar músicos, lo cual sube el valor de la producción. Cada músico puede cobrar entre $150.000 a $ 300.000 pesos por hora de grabación, tal como lo asegura Wilson Cifuentes, ex saxofonista de Totó la Momposina con más de 30 años de experiencia. Además de que hay ingenieros de mezcla que cuestan desde $200.000 pesos a 3 millones, según a quién se contrate.


En ese sentido, para ser parte de la industria musical un artista o grupo musical debe tener en cuenta que tiene que contar con una considerable cantidad de audiencia que asista a sus shows, pues, aunque parezca extraño lo que genera más ingresos es la boletería vendida. “Con una buena audiencia en vivo llenas conciertos y las marcas empiezan a apoyarte y a pagar para que postees cosas sobre ellos”, cuenta Chris Mosquera cantante Gospel, quien lleva en el mundo de la música 18 años y ha compartido escenario con Fito Paéz.


Al ser escalafones, el secreto consiste en el gusto adquirido de las audiencias por la música que el artista produce y en las estrategias de mercadeo que se adoptan para lograr este fin. De acuerdo con esto, otra manera de ganar dinero es por medio de las plataformas virtuales como iTunes, según Natalia, esta plataforma es la más justa con la premisa de que los artistas firman un contrato con ellos y reciben un dinero fijo. Por otro lado, Spotify es más exigente en los mecanismos, porque un artista que usa esta plataforma puede ganar el (0,1%), después de 2.000 o 3.000 millones de reproducciones.


La publicidad que lanza a un músico al reconocimiento se acciona con la promoción de los productos musicales. Por esto, un grupo musical o solista para sonar en radio debe contratar a un promotor que vaya a las emisoras y venda de la mejor manera a su cliente para que los programadores agreguen a sus playlist la música de estos, si lo ven rentable. “Si alguien quiere pegar rápido y que su música suene en todas las emisoras, pagan payola”, aseguró Wilson Cifuentes. La payola consiste en pagarle a las emisoras para que pongan varias veces la música de un artista, y de esa forma volverlo comercial.


Por otro lado, para que los artistas y compositores reciban regalías por sus canciones deben afiliarse a entidades como ORSA, la organización de SAYCO & ACINPRO, que como la Dirección Nacional de Derechos de Autor, tiene la obligación de recaudar el dinero de las emisoras y establecimientos comerciales que emiten música. A propósito de esto, les dan a sus afiliados un porcentaje que debe ser gradual respecto a la difusión que tenga la canción. Sus ingresos brutos son del 60% para SAYCO y el 40% para ACINPRO. Sin embargo, en muchos casos no entregan el dinero a los compositores o intérpretes y se queda en un manejo más burocrático o administrativo, como lo han mencionado en reiteradas veces lo integrantes de esta industria.


Las desventajas de este mercado para Alirio Castillo, productor de Corridos Prohibidos, consisten en que “todo el mundo se cree cantante o músico y eso tiene prostituida la actividad. Muchas veces, los empresarios prefieren contratar al imitador que va por $100.000 y no al intérprete original que cobra millones y va con toda su banda”. Por otro lado, para Alirio la mediocridad que representan los aprendices de músicos que instalan un estudio de grabación y se creen ingenieros sin ninguna preparación, es otra clave para entender el otro aspecto del negocio. Desde su experiencia en esta industria por 37 años, hacer música es rentable para las grandes bandas o los grandes intérpretes y compositores. Pero, para los medianos o pequeños músicos es simplemente su sustento diario y el sueño de ser uno de los grandes.


El consumo de la música ya no es como antes, la gente ha dejado de comprar discos en físico y aquellos que siguen comprando discos, por lo general, los coleccionan porque son fan de un artista o banda. Wilson Cifuentes de una manera muy seria afirma que “es más grande la inversión de un disco que las ganancias y más porque en estos tiempos es muy fácil copiar la música. La gente descarga las canciones ilegalmente. A la mayoría no le importa lo que hay detrás de una canción y todo lo que un músico ha invertido para hacer esa canción”. Así mismo, Wilson asegura que, “el mundo de la industria musical es rentable, pero desafortunadamente la gente que más gana son los que no son músicos”; como las plataformas de reproducción, los Premios Grammy o los empresarios que realizan grandes festivales.


Para Felipe Szarruk fundador de Subterránica en Centroamérica; un colectivo que realiza premiaciones, concursos y eventos, géneros como el rock no son tan considerados dentro de la industria musical, como si lo son el reggaetón, el vallenato o el pop, pues no hay una variedad de espacios en los que puedan sobresalir; y también resalta el tema de que la culpa la tienen, de cierta manera, los músicos que no tienen buenos productos. Los buenos productos para él consisten en que su arte sea motivo de admiración y eso a su vez abarque una cantidad de público, que si crece, sea capaz de lanzar al artista a la fama, pero si eso no pasa, no hay garantía de que haya una estabilidad económica.


El negocio de la música es competitivo como cualquier otra profesión y hay que estar proponiendo ideas nuevas que le gusten al público. Los músicos saben que para tener más ganancias deben tener una fama. Pero, a la mayoría de ellos les parece que la mejor ganancia es estar haciendo lo que les apasiona y que les paguen por eso, tal como lo asegura Natalia “ganancia es que la gente te conozca y tú puedas vivir de eso que te gusta”.

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